sábado, 10 de octubre de 2009

El diseño orgánico es mera hipocresía.




Durante un tiempo hacia acá hemos visto el interés del hombre y específicamente de diseñadores, arquitectos y artistas, por volver a lo natural, a lo orgánico, tal declaración resulta en la más grande hipocresía en el ser humano, pues si bien nuestra composición física es orgánica y tiene formas naturales; nuestra mente y manera de crear es completamente contraria a lo orgánico.

El ser humano desde tiempos en que se separó de la naturaleza ha adorado por sobre todas las cosas la línea recta, pura, ininterrumpida y sistemática; sólo es necesario mirar las primeras herramientas que fueron hechas con el fin de causar daño más efectivo a la naturaleza. Los murales donde se representa al humano han buscado una línea casi recta, y en Egipto los murales nos dan a una humanidad algo recta.

Nos hemos separado de lo orgánico y de eso no hay duda, sé que algunos pensarán ¿Qué hay del circulo? ¿Qué hay de la línea curva? Bien aunque son elementos que a primer ojo compartimos con la naturaleza el ser humano como un ser racional no natural ha creado estas dos, y de ninguna manera tienen relación a la naturaleza, pues el humano ha creado herramientas (regla, compas, computadora, máquinas), ecuaciones y otras maneras de calcular dichas formas haciéndolas tan perfectas como su mente lo ha planeado. La naturaleza o lo orgánico siempre ha estado fuera del poder directo de la humanidad, por ello es investigada y se crean modelos para explicarla; la naturaleza es indomable, el humano es civilizado.

Nos empeñamos durante milenios a ser diferentes a la naturaleza, creamos la geometría, nos organizamos, cosa que la naturaleza no tiene. El humano busca la perfección y la naturaleza la tiene pero no lo sabe. El humano ha creado arquitectura y simetría y se compara a la naturaleza. Nuestros edificios y objetos parten siempre de planos rectos, ángulos rectos y maneras de pensar rectas. Somos lineales, “si alguien se sale de la raya está mal”, sólo nos gustan las curvas contables, planeadas y medibles, cuando no hay tal orden sucumbimos.

Sabemos entonces que nos hemos separado de la naturaleza, la destruimos y la asechamos, el humano es y ha sido cuadrado, recto y planeado. Es por eso que aquellos que dicen diseñar cosas con formas orgánicas son los mayores hipócritas que hay. Volver a lo orgánico significaría abandonar nuestro estilo de vida, cosa que no estamos dispuestos a hacer tan fácilmente. Dejar de lado la línea cuesta, hoy en día los productos sólo tienen esquinas bordeadas y muy pocos son tan orgánicos como presumen. No es cuestión de ética, ni de pensamiento ecológico o naturalista, es cuestión de realidad.

La realidad es dura, creamos objetos que descienden de la geometría humana, formas lisas o quasi curveadas inundan nuestros mercados. Sólo un movimiento pudo volvernos a lo orgánico y fue el Art Nouveau, pero falló, su hermano el Art Decó triunfó y sembró las bases del futuro, la geometría del Decó fue sensata, y honesta. A final de cuentas el ser humano no puede ni podrá dejar a su Frankenstein, el cuadrado y sus hermanos los poliedros.




No hay comentarios:

Publicar un comentario